jueves, 14 de junio de 2012

“La cultura es mucho más que arte”


La Usina se consolida en Almagro

Txt Etienne Baigorri


La Usina se siente incómoda con el término cultura. Es una piedra en el zapato. Sacarle la etiqueta tradicional y redefinirla como un concepto que reúne prácticas más universales, que tienen que ver con el lenguaje y con la comunión, parece encajar un poco más con la concepción que manejan quienes la llevan adelante: la cultura es un derecho de todos y todas, que tiene a la organización popular como la forma más efectiva y vital de crear y transformar nuestras vidas. “En el ámbito más estereotipado de lo cultural es difícil tener una discusión al respecto. Muchos la piensan sólo como algo artístico, nosotros estamos seguros de que es producto de experiencias colectivas, que pueden ir desde una competencia de boxeo hasta un evento gastronómico”, ejemplifica Florencia Minici, parte del colectivo que la hace posible.

Si se trata de convenciones, usina significa “producción relacionada con la generación de energía. Se trata de cualquier edificación en la que se desarrollan actividades industriales de grande proporciones”. La Usina no escapa a esta definición. En el galpón de más de 100 metros cuadrados que consiguieron en Humahuaca 4247, en el barrio de Almagro, la energía hace estallar los vidrios: talleres, música, teatro, poesías, recitales y, entre todo eso, personas que le dan cuerda a este centro cultural, que desde el 2008 fomenta la creación y difusión de la cultura popular en la ciudad de Buenos Aires.

El espacio de por sí está referenciado como un lugar para la poesía, para las letras”, refuerza Florencia. Lo dice porque la mayoría de las editoriales independientes de Buenos Aires presentaron algún libro allí. “Editorial Mancha de Aceite, dedicada a hacer libros a mano, fue una de las pioneras en las exposiciones y hasta el día de hoy sigue acompañándonos”, explicó. En general, después de las presentaciones llega la música y bandas en vivo encienden el lugar. “Esa trilogía es la pata más importante en lo cultural, la vinculación con la poesía, la literatura y la política, en el sentido de que la política está en la lengua popular, en la lengua de una sociedad”.
El salto a un lugar más grande les dio impulso para seguir creciendo. Llegó la habilitación y con ella la posibilidad de hacer eventos con más invitados y bandas en vivo en modo acústico y amplificado. “La mudanza fue una de las mejores decisiones que tomamos para seguir avanzando y, también, para poder sacar el proyecto a la calle y compartirlo con la comunidad”, recordó Florencia. Su sede original, en Bulnes y Perón, mutó en este galpón enorme en el que se codean talleres de historia, pintura, boxeo, escritura y fotografía, sólo para nombrar algunos.

Reducir la cultura a una mera expresión artística es reducir el mundo. Aunque grave, no es el único problema: “en toda esta amalgama de confusión también se ve a la cultura como una especie de metafísica buena onda y no se reconoce todo el trabajo que hay detrás. Nosotros tratamos de discutir esta idea, por eso nos organizamos en el Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos (MECA), junto a otros espacios culturales de la Ciudad, para encontrar soluciones a las condiciones en las que se trabaja en el ámbito cultural”.

Como si fuera un círculo, todo vuelve a cerrar en el significado amplio que desde La Usina eligen darle al fetiche de la cultura: “queremos acercar la cultura a la política y el arte a la organización”, explican. Las propuestas para lograrlo abarcan desde una charla explicativa del secretario general del Sindicato del Subte, Beto Pianelli, sobre la situación del transporte en la Ciudad, hasta Mariano Blatt, uno de los poetas jóvenes más interesantes de éste momento”. Todo ello con un dedicado y minucioso trabajo en y para el barrio, atendiendo a sus particularidades e interactuando con la comunidad.

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